sábado, 4 de septiembre de 2010

AE

¿Como fué que me llegue a enamorar de la chica mas fácil de la escuela? No es mi culpa. Al principio —cuando aún no sabía de su fama— ella solía ser muy tierna conmigo. Me enamoré de ella por dos razónes. Por un lado, teníamos tantas cosas en común que a veces me preguntaba si no eramos la misma persona en dos cuerpos diferentes. Y por otro lado creo que simplemente soy muy enamoradizo —algunas miradas coquetas, un par de palabras bonitas y ¡zaz! me enredo en las relaciones.

Pero esa fiesta fué mi desgracia. Un fin de semana de febrero fué el día que nació mi otro yo. El dia en que una sola persona se convirtió en dos diferentes. Creo que ahora debo celebrar mi cumpleaños dos veces.

Era de madrugada y casi todo mundo estaba ebrio —porque nignuna fiesta se puede preciar de tal si no se alarga hasta la madrugada cuando todo mundo esta demasiado pasado como para conducir— y la música repetitiva de antro sonaba en toda la casa. Todo mundo estaba bailando —y algunos hacían otra cosa que no se le puede llamar bailar. A la chica que me gustaba, se le subió el furor de la fiesta. Poco a poco, su baile se fué retorciendo hasta que se convirtió en una especie de lambada moderna. Comenzó a insinuarse a la mitad de los chicos que estaban en la fiesta (menos a mi). Y la mitad de las chicas solo la miraban con la boca abierta.

Decidí ir a sentarme. No quería que una chiquilla me arruinara la fiesta/findesemana. Tomé una soda del refigerador y me senté en el sillón a pensar. Junto a mí se sentó la chica más popular de la escuela. Yo la ignoré y me concentré en olvidar lo que acababa de ver en la pista de baile.

Pronto, su mejor amiga llego corriendo y se sentó entre nosotros.

—¡A qué no adivinas quien acaba de entrar al cuarto de masajes!— dijo la chica.

Su amiga de pronto comenzó a interesarse por lo que le acababan de decir.

—¿¡Quien!?— preguntó curiosa.

Su interlocutora abrio la boca para hablar pero mi cerebro bloqueó los sonidos. La chica a mi lado la miró asombrada.

Fué en ese preciso instante cuando nació mi otro yo. Aunque no lo supe hasta el lunes siguiente cuando todo el mundo en el colegio comenzó a hablar de la fiesta —malditas lagunas mentales.

Según los rumores, en la fiesta comencé a llorar frente a todo mundo aunque nadie me hizo demasiado caso pues creyeron que estaba ebrio. Lo único a lo que pusieron atención fue a las palabras que pronunciaba entre sollozos: “¿Esque porque es así conmigo? ¿Porque si apenas la conozco tiene el descaro de romperme el corazón?”  Nadie supo de quien hablaba, pero yo supe exactamente lo que había sucedido.

Al parecer, ese otro yo que nació en la fiesta era un chico muy cursi y co-dependiente. Se lamentaba por que la chica fácil había fajado con media fiesta menos con él. Éra un debilucho emocional que no sabía cuando algo había terminado y era tiempo de seguir adelante.

Pero yo seguí mi vida. Coquetée con cuanta chava se me puso en frente y hasta llegue a tener un par de novias —al mismo tiempo. Él seguía enamorado, y yo aprovechaba cualquier tiempo que teníamos a solas para regañarlo/animarlo:

—Deberías aprender un poco de mí— le decía yo.
—No gracias— me contestaba.
—Mira, ¿porque no te me unes? Te puedo presentar a una chica mucho mas linda que esa zorra—.
—¿Porque no me entiendes? No quiero a ninguna otra chica. Ni aunque sea mas linda que ella— replicaba él.
—Bueno, tu te lo pierdes—.

Al principio era divertido para mí tener alguien con quien platicar a donde quiera que fuera. Pero pasados unos meses, esto de la doble personalidad comenzó a complicarse. Mis aventuras amorosas comenzaron a mezclarse con sus lamentos en voz alta:

Yo: Te quiero mucho, nena.
Ella: Ay, eres tan lindo.
Yo: La extraño ¿sabes?
Ella: ¿A quién?
Yo: A . . .
Ella: ¿A esa zorra?
Yo: ¿A cuál zorra?
Ella: Pero si me acabas de decir que...
Yo: Perdoname mi vida, estoy muy distraído.
Ella: . . .

Y masomenos así termiaron mis tres noviazgos paralelos: Por culpa de mi alter-ego.

Exnovios

Ahí estaba yo, con mi mano en sus pechos. No puedo negar que una parte de mí deseaba quedarse así para siempre; pero la otra (la racional) sabía que esto estaba mal. Por respeto a la chica que tenía delante de mi, baje mi brazo y quité mi mano de su pecho. Ella respondió tomando ahora ambas manos y poniendolas de nuevos en sus pechos. ¿Que pretendía esta niña? ¿Obligarme a que tuvieramos un faje?

Desde el primer momento se me hizo algo extraño en ella. En la preparatoria no tenía fama de ser tan fácil y durante los seis meses que anduvimos nunca se me insinuó como lo estaba haciendo en ese momento. ¿Que había cambiado en ella?

Tuvimos una relación muy intima pero muy respetuosa (nada de fajes ni insinuaciones) era en parte algo que me gustaba de ella: se daba a respetar. Fué una epoca de mi vida que al mismo tiempo fue grandiosa pero difícil. De hecho, creo que la parte más difícil fue cuando terminamos.
Pero éso fue hace más de tres meses, y me costó todo ese tiempo para recuperarme y poder aceptar que lo nuestro había terminado —al principió hacía hasta lo imposible para que regresaramos. Pero ahora que yo ya había seguido adelante y encontrado a otra niña linda que me quería —aunque no estaba seguro que fuera ella exactamente lo que yo quería— regresa mi exnovia a insinuarseme. ¿Que significa todo esto?

Ella me mira directamente a los ojos sin apartar sus manos de las mías mientras las aprisiona entre sus pechos y sus manos. Viene en serio. Espero, un silencio largo e incomodo en el que intento zafarme de sus manos. Pero es tan difícil que simplemente me rindo y la miro. Se ve tan linda a la luz de la luna.

—Vuelve conmigo— dice finalmente con voz queda.
Yo no contesto, mi expresión seria. Ella de repente afloja sus manos de las mías pero sin retirarlas completamente. Yo las tomo y entrelazo nuestros dedos. Luego las paso por detras de mi cadera y la abrazo. Es un abrazo puro y largo, sin una sola palabra.  Luego le murmuro algo al oído.
.
—Nada me haría mas feliz—.
Y puedo sentir cómo ella sonríe por encima de mi hombro.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Im Single Lets Mingle

He touches her back and I'm supposed to be jelaous but I'm not and I realize its because I'm happy and I'm single. An suddenly, he gets angry cuz he was doing it just to make me mad and it didnt worked.

When I look at her she's suddenly sad to realize his boyfriend intentions and I am so not comforting her, because now I'm only looking after myself.

Mi Bicicleta

Tan hermosa a la luz de la luna
de tantos colores como uno quiera
miles de formas

Dos simples ruedas me llevan al infinito
solo esas dos me traen felicidad,
un marco que no es de cuadros
pero que sostiene mis sueños,
una cadena para darle fuerza, libertad.

Y tambien un manubrio
para dirigir y enfocar mis sueños, 
para sentirme dueño del camino debajo de mi, 
y para adueñarme del que tengo enfrente.

Cuando la uso, 
siento como si volara, 
cuando pedaleo, 
me siento en verdad libre, 
feliz.

viernes, 9 de julio de 2010

Jonathan

Se que he tenido este rinconcito de mi internet un poco abandonado, esperando el dia en que le quite las telarañas y lo desempolve como desempolvé la vieja coleccion de Vinilos de mi padre.

Pero la vida no me ha dado mucha chance ultimamente (terminar con el amor de tu vida y entrar a terapia no es cosa facil).

De todos modos, cuando me sobra tiempo e inspiraciòn sigo trabajando en mi mas reciente cuento. Sera algo asi como lo que hizo Adam Sandler en "Como si fuera la primera vez".

En fin, queria venir hoy para contarles sobre el nuevo blog de mi amigo Jonathan. Ese escritor compulsivo que no desperdicia ni una sola de sus ideas, no las desecha porque no son muy esto o no son muy aquello, el usa todo lo que le venga a la mente, y claro que eso le ha traido un par de escritos geniales.

En fin, pasense un ratito por uno de sus miles de blogs si quieren disfrutar de la muestra de una escritura interesante: Blog

martes, 2 de marzo de 2010

Fobia

Tengo miedo de perderte entre la gente

de abrir los ojos y no poder verte

de alargar mis brazos y que no estés ahi

es un sentimiento de impotencia y desesperación

es como una fobia que recorre mis venas

unido como un parasito a mi sangre

y se encarga de deshacerme por dentro



es una Fobia de tí,

de tus caricias y de tus manías

de lo que me hiciste

y de lo que no me harás

fobia de tu amor




ahora no quiero pensar en el mañana

por que tengo miedo de que simplemente no exista

de que desaparezcas aqui y ahora

sin que yo me pueda despedir

sin que siquiera una palabra pueda pronunciar

y que el recuerdo de tu cuerpo

me atormente hasta que muera


martes, 26 de enero de 2010

Mi Nueva Mejor Amiga

Salgo del local con el estuche de mi guitarra en una mano y el amplificador en la otra. La sesión de hoy había sido ardua. Tres horas de ensayo y 5 canciones para tocar. El baterista había llegado media hora tarde y mis compañeros ya están pensando despedirlo. Hasta ahora se han abstenido por lo difícil que es conseguir uno estos días. Yo siempre he dicho que la mejor banda es la que tiene un bataco como líder. Así el puede despedir y conseguir guitarristas a lo bruto sin que haya mayor problema.

Bajo la transitada calle viendo a los carros ir y venir por la avenida. Uno o dos ejecutivos bien vestidos se me quedan viendo a través de los vidrios de sus carros del año. La gente como yo siempre atrae la atención. Ninguna persona “normal” puede ver a un chico con los pantalones entubados, unos converse sucios, una chaqueta de mezclilla y pines por todos lados, sin pensar que es un rebelde. La gente moderna suele perderse en prejuicios.

Aún la gente como nosotros seguimos nuestras propias reglas. Y más yo, siendo Straight Edge, solo tomo lo bueno de las cosas. Definitivamente nada de alcohol ni mucho menos drogas. Vivo al margen de la ley y respetando a mi prójimo. Creo que es por eso que me he ganado a mis suegros.

Llego a mi departamento donde vivo desde hace dos años que mis padres me enviaron a estudiar acá. Abro el cancél, subo las escaleras y abro la puerta de mi pequeño espacio.

Vivo en un pequeño apartamento de una sola habitación. De hecho mi habitación es también mi cocina, mi sala y mi comedor. Solo una pequeña pared de tablaroca y una puerta separan mi baño y mi closet. La decoración la escogí yo, quería un cuarto completamente urbano y a la moda. Posters de los Rolling Stones, Jimmy Hendrix y Patty Smith por todos lados. Copias de pinturas de Warhol, placas de carros y casetes. Y en una esquina un estéreo con algunos discos de vinillo.

Me dirijo directamente a la cama, y después de prender el estéreo me recuesto mirando el techo.

Comienzo a pensar en Arlette, la niña mas linda de todo el mundo. Suelo pensar en ella casi siempre. Recuerdo todas las cosas lindas que hemos pasado, los paseos interminables por el parque, las peliculas del cine, las tocadas en las que me ha apoyado. Su sonrisa, su cuello, su piel, y sus labios cubiertos de gloss sabor naranja. Pero sobre todo, sus grandes ojos cafés. Esos ojos que me hacen sentir como si me hubiera tragado una pastilla de LSD.

Las vigas comienzan a moverse, como si estuviera temblando, pero yo no siento nada en la cama. Cierro los ojos tratando de evitar este sentimiento de nauseas, pero solo hace que me duelan. Ahora trato de abrirlos y no veo absolutamente nada. Me siento en la cama y espero a que se me pase.

De pronto me dan muchisimas ganas de dormir. Veo el reloj y al darme cuenta de que aun falta mucho para la fiesta decido dormir un rato. Un bien merecido descanso antes de alistarme para esta noche. Solo 15 minutos.

Cierro los ojos y el frió refrescante de mi cuarto me arrulla.

“—Me alegra que hayas podido venir.
Me volteo y me encuentro con esos grandes ojos cafés que tanto amo. Arlette esta vestida con un vestido verde bellisimo.
—Lo que sea por la cumpleañera.—Me acerco, la abrazo y luego la beso. Sus labios se sienten pegajosos. Sus manos frías.
—Otra vez te pusiste gloss ¿Verdad?
—¿Como sabes?
—Por que sabes a naranja.”

Un pitido insoportable me despierta. Ya es hora de arreglarme. De pronto me doy cuenta de lo que acaba de pasar: soñé con Arlette. Sonrío inevitablemente y me levanto de la cama aun un poco modorro. Espero que el agua de la regadera me despierte completamente.

Menos de media hora después ya estoy en la fiesta. Las odiosas canciones de reggaeton hacen eco hasta la esquina de la calle. Muchachos desfilan por fuera con vasos de plástico y cigarros en la mano. En estas situaciones es cuando me alegro de saber abstenerme y no consumir alcohol.

Entro por la gran puerta que parece la de una cochera y miro hacia adentro. Hay mucha gente y parece que no conozco a nadie. Timidamente me voy metiendo y me siento solo en una mesa. Después de algunos incómodos minutos llega la cumpleañera y me saluda.

—Hola. Pensé que no ibas a venir.
—Ya ves.— Sonrío.
De pronto mi conversación se ve interrumpida por el padre de mi amiga que se acerca y le dice algo al oído.

—Tengo que irme. Platica con alguien.
—Lo intentaré créeme.

Otra vez vuelvo a mi incomoda situación. Veo un mesero pasar y le pido un soda sin hielos. Nervioso tomo algunos cacahuates del centro de mi mesa y miro alrededor mientras los mastico. Parece ser una fiesta en la que no encajo. Menores de edad tomando y fumando por aquí y por allá. Presumiendo que ya son lo suficientemente maduros como para hacerlo. Que estupidez.

Siento algunas miradas sobre mí y luego de un rato un grupo de chicas en vestidos de varios colores se acercan y se sientan junto a mí.

—¿Por que tan sólo?— pregunta una de vestido escarlata. La mas cercana a mí.
—Pues es que no conozco a nadie— respondo.
—Bueno pues ahora ya nos conoces a nosotras.
—Casi.
—¿Por que lo dices?
—Pues, no sé sus nombres— digo mientras lanzo una mirada nerviosa a cada una de las tres.
—Bueno, yo soy Cintia,— señala a una chica con vestido rosado—ella es Brenda, y ella es Fernanda.

Fernanda trae un vestido morado claro, del mismo color de la túnica de un rey. Las tres parecen ser muy unidas, de ese tipo de chicas que van a todos lados juntas.

Veo como un chico se levanta de una mesa llena de hombres y toca el hombro de Brenda, le susurra algo al oído y ambos salen del local.

—Ash, otra vez Jorge— dice Fernanda con un tono de fastidio.
—¿Que pasa con él?— pregunto yo.
—Es muy celoso, no se por que Brenda no lo termina.
—De hecho, ya van como 3 veces que terminan. Pero siempre él la termina a ella. De hecho creo que ya no eran novios.— dice Cintia.
—¿Entonces por que vino y se la llevo?— vuelvo a preguntar, curioso.
—Ni idea la verdad.— Cintia parece un poco molesta.

En eso Brenda vuelve a entrar al local, llorando. Sus amigas no pierden el tiempo y le preguntan inmediatamente que pasó.

—Me terminó— responde Brenda entre sollozos.
—Ay, no te preocupes, luego se va a arrepentir y vendrá rogando como siempre lo hace— dice Cintia.
—No lo creo, dijo que esta vez es para siempre.— Brenda parece a punto de soltarse a llorar.

De pronto llega el mesero con mi soda, y mis compañeras le piden una cerveza cada una, todas menos Brenda, quien le pide una soda igual que yo.

Después de unos minutos de consolar a la niña del vestido rosado, su exnovio entra en el local abrazado de una chica, lo que provoca mas sollozos en la niña.

—Vamos afuera — dice Cintia con la intención de que Brenda se tranquilice. Los cuatro caminamos juntos fuera del local, y nos sentamos en una banca.

Yo soy el primero en hablar.
—Hay muchos otros peces en el mar— digo para consolar a Brenda.
—A que te refieres?— pregunta ella, mirándome con sus ojos llenos de lagrimas.
—Que si el no supo apreciarte como la niña tan linda que eres, hay alguien allí afuera que seguramente lo hará.

Brenda sonríe.
Cintia da un trago a su cerveza mientras mira a la calle. Comienza a platicar con Lili sobre la escuela, y yo empiezo una conversación muy interesante con Brenda.

Brenda es una niña muy simpática; tenemos muchisimas cosas en común. Creo que estoy empezando a gustarle, pero yo tengo novia, y jamás la engañaría. Creo que lo mejor es que no le comente nada sobre ella, no quiero herir sus sentimientos.

—Oye
—¿Si?
—Tienes algo en el ojo...

Su rostro comienza a acercase al mio, y sus ojos no dejan de mirarme. De pronto, en un movimiento brusco, Brenda me planta un beso en la boca. Al principio lo disfruto, pero después de un momento reacciono y me separo de ella. Sus amigas solo nos observan extrañadas. Brenda sonríe.
¡No puede ser! ¿Que rayos le voy a decir a mi novia? No le puedo ocultar algo así ¿o si?

Cubro mi boca como si hubiera acabado de insultar a mi madre. De pronto solo salgo corriendo y me voy a mi casa, sin dar una explicación.

Una vez en mi departamento, me decido a llamar a mi novia. Busco en el marcado rápido, presiono el numero 5 y espero. Me responde esa voz dulce y adorable.

—Mañana tengo que hablar contigo muy seriamente. ¿En donde nos vemos?
De pronto, su voz deja de ser tierna y adquiere un tono de preocupación.
—¿Sucede algo? ¿No me lo puedes decir por teléfono?
—No, tengo que hacerlo en persona. Es algo muy delicado.
—Bueno, ven mañana a mi casa a la hora de comer.
—Muy bien hasta luego.
—Te Quier...
Cuelgo antes de que ella siquiera pueda acabar su oración.

Respiro hondo y me acuesto. Esta será una noche muy larga.

A la mañana siguiente me levante desayune y cuando fue hora, me dirigí a casa de Arlette. Armándome de valor con cada paso. Creo que hoy será el día mas difícil de mi vida.

Camino allá, comienzo a pensar las cosas y preguntarme si en realidad era necesario lo que iba a hacer. Alette confía en mi y me perdonará sin pensarlo dos veces; el problema es si yo estoy dispuesto a perdonarme. Si lo hubiera hecho ella, la perdonaría una y mil veces, pero hacerlo conmigo es diferente. Fue algo que yo no planeé y no quise hasta que comenzó a suceder. Además, como sé que no se repetirá en el futuro y tenga que pasar por lo mismo otra vez.

Llego a la esquina de su casa y mi corazón comienza a palpitar bruscamente. Observo la calle que ya me es familiar. Pienso por ultima vez lo que voy a hacer, y me dirijo a su puerta. Toco el timbre y espero.

Pocos segundos después su hermanita me abre la puerta.

—Esta tu hermana?— le digo.
Ella solo se dedica a asentir y vuelve a entrar a la casa. Después de unos segundos, ella sale a mi encuentro.

—Puedes salir a dar un paseo? Creo que esto sera un poco largo de explicar.—le digo.
—Si, solo deja pedir permiso— dice y se asoma a su casa.
Susurra algo a su madre, asiente y nos ponemos en camino.

Las primeras cuadras son un poco incomodas, ninguno de los dos nos atrevemos a hablar. Yo sigo mirando mis pies y con las manos en los bolsillos. Ella simplemente me dedica miradas nerviosas de vez en cuando.

—¿Y, como te fue en la fiesta?— me pregunta.
—Precisamente de eso vengo a hablarte— digo un poco aliviado de que halla comenzado la conversación de esa manera.
—¿Paso algo? ¿Por que querías hablar conmigo de...—
—Besé a otra chica— digo interrumpiéndola.
—¿Como que besaste a otra chica?— Arlette me mira extrañada.
—Te puse el cuerno, si quieres ponerlo de esa forma.—Mi mirada sigue en mis pies mientras camino.

Arlette se detiene en seco. Me detengo también pero sin voltear a verla.

—Explicame como pasó.— Me ordena.
—No necesitas saber.—
—¡Claro que necesito saber! ¡Eres mi novio!—Alette comienza a hacer ademanes con las manos en señal de desesperación.
—Pues tal vez es mejor que dejemos de serlo— digo seriamente y me alejo caminando, dejándola atrás. Ni siquiera me atrevo a voltear.

Arlette se queda tan estupefacta por mi reacción, que ni siquiera intenta detenerme. Después de que me alejo de su colonia, las lagrimas comienzan a brotar. Ruedan por mis mejillas como nunca antes. ¡Lo peor de todo es que yo soy el responsable!

. . .

Ya han pasado varios días desde que hablé con Alette. No me ha llamado y creo que es mejor así. Aun siento remordimiento de conciencia por romperle el corazón, pero yo no podría seguir en una relación como esa. Tampoco he hablado con Brenda.

He cumplido oficialmente 2 días sin salir de mi cuarto. Mi madre se mudo conmigo por que le preocupaba mi situación. Dice que debería salir aunque sea a que me de el aire, pero la posibilidad de encontrarme con alguna de ellas me mantiene encerrado. Ni yo mismo sé como terminaría esto.

—Creo que alguien te busca en la puerta— dice mi madre.
—Dile que no estoy.—
—¿A ambas?—

¿Ambas? ¿Quienes son ambas? Miro por la ventana y veo a dos chicas muy bien abrigadas en la puerta de mi casa. La lluvia asoma por mi ventana y se encarga de crear una escena melancólica. Eran ambas Brenda y Arlette. Mi madre abre la puerta, habla con ellas y veo como recibe una carta de Arlette. Luego las veo partir y los pasos de mi madre subiendo las escaleras me sacan lo ultimo que me queda de lagrimas.

Mi madre entra en el apartamento y me entrega la carta sin decir nada. Luego se pone a cocinar.

Miro la hoja blanca toda empapada. Es una carta de ambas. Comienzo a leerla:




Venía rumbo a tu casa cuando me encontré a mi vieja amiga Brenda. Platicando nos dimos cuenta de que ambas veníamos a verte. Y también de lo que sucedió. Me contó sobre lo que sucedió en la fiesta, y así pude ver la historia desde tu punto de vista.


Le conté de lo que me dijiste hace unos días. Brenda me dijo que no sabía que eras mi novio. Se disculpó conmigo y contigo por su comportamiento en la fiesta. Y se lamentó de que hubiéramos terminado. Créeme que yo también me lamento.


Quiero que sepas que yo no quería terminar contigo, para mí siempre serás mi novio, y no quiero que algo así termine con nuestra relación.


Nos vamos, y esperamos que pronto quieras salir.


Por siempre tu novia:
Arlette