jueves, 29 de octubre de 2009

Se Busca Gato

De preferencia hembra. Tiene que ser elegante, divertida, cariñosa e higiénica. Tiene que saber compartir una buena cena, y querer a los críos. Si es nacida bajo el signo Aries que mejor. Me gustan las nacidas en abril, como yo. Tiene que tener el pelo sedoso, ganas de vivir conmigo y destreza para cazar ratones (Aunque no sé que rayos tienen que ver entre sí estas tres cosas). No importa que no sea pura, aprendo a querer igual a una princesa que a una muchacha sencilla. Tiene que saber besar, y moverse de manera sexy. Ávida de caricias y deseos de acompañar a un chico muy solo. Aclaración: Se busca gato para mascota, no para casarme con ella.


domingo, 25 de octubre de 2009

Fotografía Literaria

Un chico de unos 17 años. Cabello corto,
suéter negro, pantalón de mezclilla y tenis
blancos.Subiendo un autobús con rumbo
 a quién sabedonde. Un autobús blanco
con líneas rojas alrededor.

sábado, 24 de octubre de 2009

Jim Morrison


Foto por bluesteel1981

< Escuchando un programa de la radio cultural de Cd. Guzman fue como conocí a Jim Morrison. No sabía que era poeta. Y digo poeta, no por las canciones que escribiía, sino por que publicó varios libros de poemas. Mi favorito se llama: An American Prayer.

Bueno, como no soy nada curioso (eso fué sarcasmo por supuesto) me dediqué a buscar sus poemas, y me encontré con este blog que se encarga de traducirlos.

Estoy Harto de Vivir Así

Estoy HARTO de vivir en la boca del revolver.
En verdad no sabes cuan desesperante es, mi amor
vivir esperando a que te disparen en la espalda.

Es incomodo vivir así.
Cada vez que respiro:
me empapo de saliva,
me enredo.

Me trago mis sentimientos,
por miedo a mostrar mi debilidad.
Me encinto la boca por pavor.
Ahora solo pienso;
tengo prohibido actuar.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Comercial



Basicamente, el niño le está pasando un recado a su compañera cuando la maestra lo regaña y le ordena que sea leido frente a toda la clase. El recado dice:

"Cuan cansado estoy the esta distancia invariable entre nosotros. Cuanto he esperado el llamado del timbre para el receso. Me has olvidado? Que tonto de mi. Dime que no estoy dirigiendome a un abismo, o eso es en lo que se convertira mi corazon."

Via: Noquedanblogs.com

martes, 20 de octubre de 2009

"...y ahora vienes diciendo que andas de novia con ese chiquillo. Y dices que lo hiciste solo para que se le quitara el chincual."

G.R.C.

El Coleccionista de Nombres

Los nombres siempre me han intrigado, sobre todo los femeninos. Por eso siempre quise tener muchas hijas, para ponerle a cada una uno diferente. Lástima que dios solo me quiso dar una. He pensado en inseminación artificial, e incluso en adoptar una. Pero he descartado ambas ideas por ser muy caras. (Sobre todo la inseminación: ¡Si supieran lo difícil que es conseguir un vientre estos días! ¡Y no culparía a las mujeres si lo vendiesen caro, con el trabajo que cuesta dar a luz a un chiquillo después de haberlo cargado 9 meses sin descanso!) Además, en mi posición solo me puedo dar el lujo de mantener una. ¡No es como si fuera un rey persa para tener un harén de hijas!

Así me resigne con la única que tengo. Aún no decido si ponerle Sofía, "la sabia". O Samanta, "la que sabe escuchar". Seguramente mi hija será sabia y sabrá escuchar muy bien. He pensado también en ponerle Valeria "la fuerte y valiente", pero estoy seguro que también eso será mi hija cuando crezca.  Alguien alguna vez me recomendó que le pusiera Paulina "la pequeña", o sino Tania "la bella princesa". Y por si acaso ninguno de ellos me gustara, me dijo que le podía poner Priscila "la venerable".  Pero mi hija será tan grande que con un solo nombre no tendrá para que la describa, así que he decidido ponerle todos.


Me ha dicho la encargada del registro civil que no puedo ponerle tantos nombres a la pobrecita criatura: "¡Imaginese usted el trabajo que le dará llenar formatos con seis nombres y un apellido de tres palabras!"

Palabras..

Chifusco m. Recipiente parecido a una botella, con un artefacto en la punta que se utiliza para rociar agua.

El Acosador

Iba yo en mi autobús de regreso a casa. En el compartimento del chofer sonaba la radiodifusora local; con todo y sus jingles alocados. Advertí que esta era la hora en la que muchos estudiantes regresaban también. Por lo menos la mitad del pasaje en el vehículo en el que iba llevaban uniforme de alguna clase. (No era tan sorprendente tomando en cuenta que no eramos más de 10 personas.) Cuando el camión se iba acercando a la esquina en la que tenía que bajar, tres chicas impacientes se levantaron de sus lugares y recorrieron el pasillo hasta el final sin importarles que el camión aún estuviera en movimiento. Entonces me quedé sentado, esperando tranquilamente a que ellas se encargaran de detener el autobús por mí.

     Distraje mi mirada por la ventana cuando el carro comenzó a disminuir su velocidad, entonces (y solo entonces) comencé mi ceremonioso paseo hasta el final del pasillo. Bajé de un brinco los tres escalones y comencé a viajar en la misma dirección que mis compañeras. Una de ellas terminó su paseo justo a la mitad de la cuadra, debajo de un almendro que sombreaba dulcemente la banqueta. Las otras dos -que debían ser compañeras de escuela, ya que llevaban el mismo uniforme- siguieron su caminata calle arriba. Al ser esa misma la dirección a la que me dirigía, me vi obligado a seguirlas.

     Las noté exageradamente serias, y supuse que era solo la situación que las mantenía calladas, ya que pareciese como sí sospecharan algo de mí. Sus pasos eran muy cortos, como si quisieran que yo las arrebasara. Pero por desgracia, sus cuerpos ocupaban toda la banqueta, y yo no estaba dispuesto a entrometerme en el camino de los carros solo para que ellas dejasen sus sospechas a un lado. Así continuamos dos calles más, y yo rogaba a dios por que ellas se voltearan hacia cualquiera de las calles perpendiculares y siguieran su camino por ahí. Pero no fue así, continuamos algunas cuadras más en la misma incomoda situación en la que, para ellas, yo era el malo. No se atrevieron a voltear por nada del mundo, y yo traté de evitar alguna mirada furtiva que pareciera que sentía interés por ellas. Sabía que cualquier interés de mi parte sería tomado a mal, así que comencé a convencerme a mí mismo de que no las iba siguiendo, sino que por algún extraño azar del destino nuestros caminos coincidieron.

     Llegamos entonces al lugar en el que tenía yo que cruzar la calle. Paré en seco, volteando através de la calle. Pude imaginar sus rostros de alivio mientras continuaban su viaje calle arriba.

domingo, 18 de octubre de 2009

No Quiero Vivir Así

Dedicado a mi amiga Gracia que sé cuanto le gustan mis cuentos.

Mi cuerpo estaba tan ensimismado que ni siquiera podía temblar del miedo. Sentía el rostro helado, debido a que la sangre se me había ido a los pies. Mis manos también se sentían heladas mientras las usaba para estrujar las de mi compañero de raite. No se como me convencieron de subirme a esta cosa. El tipo que nos había acomodado me asustó diciendo que el tubo que me sostenía estaba medio flojo, y mis compañeros empeoraron mi estado al echarse areír. Creo que el publico jamás habia visto chica más asustada.

De pronto el apartamento en el que estábamos sentados se detuvo en lo más alto, ofreciendo un verdadero espectáculo de luces a nuestra vista. Por un segundo, mis miedos se disiparon y mi estomago dejó de revolverse. Pero, sin previo aviso, dimos un bajón repentino que asustaría hasta al mas valiente. Comencé a gritar de nuevo a causa de la sorpresa. Volteé y al ver que mi amigo al que sostenía la mano estaba distraido, le grité que se volteara y me mirara a los ojos. Él obedeció mientras estrujaba mi mano y me dedicaba una mirada erxtraña. No podía dejar de gritar cada vez que bajábamos y subíamos. Esto ya estaba durando demasiado.

Poco a poco, el juego comenzó a frenar sus caídas hasta que por fin llegó a un estado de reposo total. Me bajé corriendo como pude. ¡Jamás me iban a convencer de subirme a ese juego del demonio otra vez!

sábado, 17 de octubre de 2009

El Misterioso Caso de las Alas al Revés.

Encontré en mi oficio un oficio muy bueno. Reparando alas he aprendido su funcionamiento. Conozco cada palmo de su estructura, conozco cada una de las medidas desde la punta de la pluma más alta hasta el lugar donde se unen con la espalda. Conozco de memoria cada uno de los colores de los que se puede teñir. Desde ese blanco mate hasta aquel pardo grisáceo. Conozco muy bien las plumas que la conforman. Conozco el material de cada una de sus hebras.

     Pero nadie nunca me había traído un espécimen tan raro como este. Las alas parecieran que están al revés. La pluma que debería encabezar la estructura esta ahora pegada a la espalda; y la ancha columna de material que se supone va ahí, está ahora al aire, tratando de sostenerse en alto. El color es también algo extraño para mí: pareciera tener un tono verdacho como el del musgo que se arremolina en las orillas de un río.

     Definitivamente este será un gran descubrimiento. Pasaré de ser un simple artesano a un científico renombrado. Escribiré libros sobre la estructura de las alas. Y nadie criticara mi autoridad en cuanto a este tema se refiere. Ahora podré darle a mi mujer la vida que se merece. Podre comprarle ese abrigo de piel de oso que siempre me ha pedido. De ahora en adelante viviremos como reyes.

     “Venga usted para acá” Ordeno al desdichado dueño de las alas al revés. Él obedece inmediatamente me da la espalda enseñándome su deformidad. Al darse la vuelta, me llega una ráfaga a la cara provocada por el batir de sus alas, y con ello un olor maravilloso. Jamás había oído de alguien que se perfumara las alas.  “Que ha hecho usted con esto” Le pregunto refiriéndome al olor. “Nada, así huelen desde que nací.” Responde él tranquilamente. Mi sorpresa crecía a cada momento.

     Comienzo a examinarlas de más cerca, acariciándolas suavemente con mis manos desnudas. Escucho una pequeña risa contenida de mi cliente. “Hace cosquillas.” De pronto encuentro una herida situada justo en el eje axilar formado por el ala y la espalda. Un orificio muy extraño del cual emana un líquido viscoso parecido a la sangre. Lo presiono para ver hay alguna reacción, mas mi cliente sigue tan tranquilo como cuando llegó. “¿Se ha dado cuenta usted que tiene una herida?”. “¿Una qué?”. De pronto las puntas de mis alas se vuelven muy pesadas como para sostenerlas.  Comienzo a sentir un cosquilleo en mi espalda, como si una bala hubiera penetrado  y ahora la sangre chorreara.  Miro a las alas de mi cliente entre mis manos: Parecen normales; ningún signo de deformidad. No quisiera imaginarme de que color estarían mis alas en ese momento.



Français

"Tu es belle, et tout les regardes sont sur tu. Tu es mon copine."

Que le bébé

"Je n'ai rien contre ce bébé. Juste que ce bebe n'est pas le mien. Appartient à ma petit amie."

G. R.C.
 

Hector y Barra

Tenía un compañero llamado Hector Ibarra. Un día, el profesor se equivocó y le puso falta a barra.

-Hector
-Presente
-Y barra
-...


Ensayo No 2

He vivido en Villa de Álvarez por casi un año. Tal vez más por presión paterna que por deseo propio. A mis dieciséis años que tengo, he tenido que vermelas con la verdadera vida. Y es que debo admitirlo: desde chico le he temido a la libertad. Esa maldita amante tan traicionera que te muele cuando no sabes tratarla. Aún así, desde entonces soñé con ella como todo Mexicano independentista; pero cuando por fin llegó no pude acostumbrarme tan fácil. Es cierto que ahora me he hecho un hombre. Por no decir solo un poco mas maduro. Y también es cierto que he aprendido a querer a mis dos ciudades como si fueran mi padre y mi madre. Mi madre, Ciudad Guzmán. Y mi padre Villa de Álvarez. Una me ha enseñado la belleza con la laguna, — que llaman cariñosamente laguna de Zapotlán. Y el otro me ha enseñado a temer y respetar la naturaleza encarnada en el Volcán de Colima.

    Todos los días cruzo una larga avenida para llegar a la capital. (Tan larga que cambia de nombre tres veces. Una al terminar Villa de Álvarez y otra a la mitad de Colima.) Y es un paseo obligado de todos los días. Aún en veces tengo que hacerlo mas de una vez. Pero he aprendido a meterlo en mi rutina diaria. Camión, escuela. Escuela, camión. Inevitable.

    Recuerdo de la clase de historia, que en tiempos de la colonia se acostumbraba mandar a los hijos de personas adineradas a estudiar a Europa. Esto no ha cambiado mucho. Ahora las personas que tienen tal posibilidad—y también el deseo de separarse de sus hijos— suelen mandarlos a la capital que les queda mas cerca. Desde mi pueblo suele ser Guadalajara o Colima. También en Zapotitlan, el lugar de nacimiento de mi madre, solían—y suelen aún— mandar a sus críos a estudiar a Ciudad Guzmán. Resultando ésto en una situación de status, tanto para el hijo como para los padres.

    Ahora me siento orgulloso de estudiar donde estudio y de hacer lo que hago. Pues ninguna escuela te puede enseñar más que la escuela de la independencia medida. A pesar de que todo esto fue en un principio idea de mis padres, ahora mismo veo como repercutirá en mi futuro. Y estoy seguro que es un futuro muy comprometedor.


G.R.C.

martes, 13 de octubre de 2009

Extracto de Mi Diario

Martes, 13 de Octubre

Esperaba ya mi camión como era mi costumbre. Una tal ruta 9a. Estaba sentado en la banca junto a la banqueta, leyendo un libro. Al parecer mi salida coincidió con la de los estudiantes pues había varios de ellos platicando ruidosamente alrededor mío. De pronto, una chica con unos palillos orientales rojos en el pelo se acerco y se sentó junto a mí. Callada. Yo quité mis audífonos por respeto. He aprendido que si tienes los audífonos puestos en un lugar publico la gente tiende a no hablarte. Y yo en ese momento estaba ávido de conversación.

     Noté que la chica tenía los ojos rasgados, como si de una oriental se tratase. Continué leyendo mi libro tranquilamente. Pensando en mi interior una forma de entablar conversación. Después de un rato, para mi deleite, ella rompió el silencio preguntándome que qué leía. Le enseñe la portada del libro al tiempo que decía: "Pedro Paramo. ¿Has oído hablar de él?" Ella me contesto afirmativamente. Al parecer ella también lo había leído. Me pregunto que si me lo habían dejado de tarea o era por puro placer. Le replique con señas que era por gusto. En ese momento, y para mi desgracia, llego mi ruta. Me puse en pie y vi que ella hizo lo mismo. ¿Así que nos iríamos en la misma ruta? ¡Esa era una tremenda oportunidad para hacer platica! Cuando hube subido y pagado mi pasaje, me di cuenta que la chica se me había perdido entre la multitud. De pronto la divisé sentada en una de las butacas del lado izquierdo. Así, me acerqué y me planté junto a ella. El camión iba tan repleto de gente que parecíamos sardinas empacadas; sardinas con muchisimo calor. Pude ver que sacaba un libreta de su mochila y se ponía a leerla. Sentí un poco de curiosidad por ver que leía, pero mi sentido del respeto me mantuvo con la vista aparte.
  
     De pronto, vi como una mano se tendía hacia mi, con una moneda en ella. Comprendí inmediatamente que quería que la llevara al conductor, y así lo hice. Regresé como pude entre el gentilío, y me volví a plantar en el lado izquierdo de la muchacha. De pronto, al ver su cuaderno y sentir la pluma que traía en mi bolsillo una idea estupenda cruzó mi mente. Toqué suavemente su hombro con mi mano para hacerla voltear. Cuando la muchacha hubo volteado le pedí cortésmente un pedazo de papel. Ella aceptó después de pedirme que le repitiera mi petición. Entonces comencé a temblar mientras mi mano alcanzaba mi bolsillo por la pluma. Tomé el pedazo de papel e intenté escribir en él, mas no pude escribir muy claramente por los tumbos que daba el camión al avanzar. Cuando hube terminado lo que escribía, el papel se veía algo como esto:

Gonzalo
312 177 6589

     Doblé el papel lo mas que pude y lo sostuve entre mi puño cerrado. Al ver que el camión se acercaba a mi parada, llamé una vez más a la chica y le entregué el papel. Acto seguido: encontré mi camino entre la gente. Tuve que gritar que se esperaran pues al parecer el camión estaba a punto de partir de nuevo y yo no acababa de bajar. Ese corto grito muy característico de este tipo de situaciones: "¡Bajan!". Una vez bajé del camión comencé a caminar calle arriba sonriendo. Eché un vistazo a al camión para ver si la chica de los palillos me estaba mirando, aún extrañada por lo que acababa de hacer. En vez de eso solo la vi con la mirada hacia abajo, como si estuviera tratando de entender lo que había escrito. O tal vez solo estaba muy apenada como para mirarme.


lunes, 5 de octubre de 2009

De Ardientes Pasiones me Lleno

De ardientes pasiones me lleno
de las que mi cuerpo ha sido presa
aunque ninguna tan confusa
como la que ahora me aconseja

siento la sangre claiente
mis venas recorrer
mi piel erizada
ya no quiere nada ver

crei que no seria eterna la espera
sino eterno nuestro amor
pues a cualquier problema te entregas
en brazos de otro amor

no era amor lo que me juraste
tan solo vana hipocrecia
no era eterno lo que hicimos
sino solo lo parecia

me duele saber
que una excusa solo fue
para poder ser libre
y no verme como ayer

tengo miedo de perderla
y jamas volverle a hablar
tengo miedo de no verla
y de a otra no amar

sábado, 3 de octubre de 2009

Un Millon de Veces


Foto por: clarapeix


Primer Acto

-Quieres ser mi novia?- Dijo el chico, titubeando, mientras recogía el lápiz de su compañera que había caido al suelo.

-Sí- Respondio ella sin demora; como si estuviera esperando aquella pregunta desde hace mucho. El chico enrojeció. No creía que ella se lo fuera a tomar en serio.

"Ahora que hago?" pensó para sí mismo. "Ya sé! Ando con ella una semana y luego la corto. Así no se sentirá mal al enterarse que solo era una broma."

La campana sonó y todo mundo comenzó a salir apresuradamente del salón.

-Nos vemos, novio- Dijo la niña mientras recogía sus cosas y salía del salón. El chico aún seguía paralizado con una rodilla en el suelo. Había adoptado esa pose para recoger el lapiz y ahora le resultaba tremendamente dificil enderezarse.

Su rostro parecía enfocarse en algo que pasó hace mucho.Como si solo su cuerpo inherte se mantuviera alli y su mente estuviera divagando en otro lado. O en otro tiempo. Como si nadie estuviera en el mundo mas que los personajes de su sueño. Soñaba despierto, y dormía mientras se encontraba solo en el salón.

Segundo Acto

-Jamás te dejaré. Algun día nos casaremos  y traeré el pan a tu mesa, ya lo verás.- Decía el chico tiernamente a su novia. Habían pasado ya seis meses desde el incidente del lapiz. Lo que en un principio fue, para él, una broma se había convertido en su vida entera.
-¿Si te casarías conmigo?- Pregunto mientras se apartaba de ella mirandola enamorado.

La chica solo se limitó a sonreir ante tan increible proposicion. Ella no estaba lista para hacer planes aún. Habia pasado por esto miles de veces antes. Sabía por experiencias pasadas que era mejor vivir en el momento. Uno no debe apresurarse. O podrían llegar profundas decepciones en el futuro…

Tercer Acto

-Te quiero…- Dijo el chico con una sonrisa. Aquella que se fue desvaneciendo poco a poco al no encontrar respuesta. Las palabras se perdieron en la negrura de la noche para no volver jamás. ¿Que había hecho mal? Aún no lograba comprender. Si él le dió todo. ¿Por que ella se comportaba así?

Los problemas habían comenzado. Ella estaba confundida, hastíada de la relacion, se había hartado de la avidez con la que su novio decia las cosas. Creyó que lo mejor sería terminar, pues no podía seguir con una persona así de dependiente. Simplemente era un problema.

Tal vez el chico tenía sus defectos, pero eso era algo que se podía resolver. Tal vez él podría llegar a ser lo mejor que se encontrara jamás. Ademas, la quería mucho y la cuidaba como si fuera la ultima rosa en su jardín. ¿¡Que más podria pedir alguien de un novio!?

Cuarto Acto

Despues de un mes, las cosas cambiaron: ambos crecieron, ambos amaron, ambos lloraron. Despues de treinta días que les parecieron eternos, ella se sentía suficientemente madura como para arreglar las cosas.

Decidió visitarlo en el aula en la que debería encontrarse al final de clases. Recordaba muy bien el asiento en el que el se sentaba. ¡Como olvidar aquél lugar en el que se hicieron novios!

Al atravesar la puerta y ver el pupitre vacío temió lo peor. Comenzó a buscarlo con la mirada con la desesperación que una madre busca a su hijo perdido. ¡No podía haberla abandonado!

Lo encontró por fin, arrodillado frente al pupitre de una compañera. Le oyó pronunciar las palabras que más la harían retorcerse de dolor. Un dolor en el corazón y un vacío en el estomago. Ese nudo que es causado por una angustia terrible. Justo antes de que la campana que anunciaba el fin de las clases, le oyó decir:

-¿Quieres ser mi novia?-

FIN


Ocupado



Perdon por hacerlos esperar. Lo que pasa es que ultimamente he vivido de más. Esta semana fue semana de examenes en el colegio y he estado muy ocupado estudiando. Afortunadamente ya estoy de regreso con un cuento y mi primer poema en verso.

Que los disfruten!