sábado, 17 de octubre de 2009

Ensayo No 2

He vivido en Villa de Álvarez por casi un año. Tal vez más por presión paterna que por deseo propio. A mis dieciséis años que tengo, he tenido que vermelas con la verdadera vida. Y es que debo admitirlo: desde chico le he temido a la libertad. Esa maldita amante tan traicionera que te muele cuando no sabes tratarla. Aún así, desde entonces soñé con ella como todo Mexicano independentista; pero cuando por fin llegó no pude acostumbrarme tan fácil. Es cierto que ahora me he hecho un hombre. Por no decir solo un poco mas maduro. Y también es cierto que he aprendido a querer a mis dos ciudades como si fueran mi padre y mi madre. Mi madre, Ciudad Guzmán. Y mi padre Villa de Álvarez. Una me ha enseñado la belleza con la laguna, — que llaman cariñosamente laguna de Zapotlán. Y el otro me ha enseñado a temer y respetar la naturaleza encarnada en el Volcán de Colima.

    Todos los días cruzo una larga avenida para llegar a la capital. (Tan larga que cambia de nombre tres veces. Una al terminar Villa de Álvarez y otra a la mitad de Colima.) Y es un paseo obligado de todos los días. Aún en veces tengo que hacerlo mas de una vez. Pero he aprendido a meterlo en mi rutina diaria. Camión, escuela. Escuela, camión. Inevitable.

    Recuerdo de la clase de historia, que en tiempos de la colonia se acostumbraba mandar a los hijos de personas adineradas a estudiar a Europa. Esto no ha cambiado mucho. Ahora las personas que tienen tal posibilidad—y también el deseo de separarse de sus hijos— suelen mandarlos a la capital que les queda mas cerca. Desde mi pueblo suele ser Guadalajara o Colima. También en Zapotitlan, el lugar de nacimiento de mi madre, solían—y suelen aún— mandar a sus críos a estudiar a Ciudad Guzmán. Resultando ésto en una situación de status, tanto para el hijo como para los padres.

    Ahora me siento orgulloso de estudiar donde estudio y de hacer lo que hago. Pues ninguna escuela te puede enseñar más que la escuela de la independencia medida. A pesar de que todo esto fue en un principio idea de mis padres, ahora mismo veo como repercutirá en mi futuro. Y estoy seguro que es un futuro muy comprometedor.


G.R.C.

1 comentarios:

Silencios dijo...

Mi niño no sabes que imagen más bella y nítida tengo de ti, con tan solo dieciséis años. Orgullosa estría de ser tu mama.

Mis besos rey, y por favor no cambies, sigue por el camino sabio que estás recorriendo.

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